Se realizó para Antonio R. Rodríguez una escultura exenta de finos drapeados en el ropón que se desprenden congruentemente a partir del ceñir del cíngulo en la cintura del ángel.
Su composición muestra dos elementos iconográficos de gran importancia: una corona de pensamientos en su mano derecha que se une a un listel, y una rosa que se lleva al pecho en muestra del amor a María, madre de Jesucristo y del amor profundo que lleva consigo aun después de la muerte.