Este monumento funerario se levanta sobre un pedestal de dos cuerpos, decorado en relieves de mármol con elementos fitomorfos y placas que muestran epigrafía funeraria alusivas al doctor Mariano Herrera, quien falleció en el año de 1900.
La peana ostenta una guirnalda de flores que surge de un botón a modo de medallón en el centro, las labores escultoras de la peana son de una labrado en medio relieve.
La composición escultórica muestra una figura romanizante que lleva consigo la rosa, símbolo mariano del amor profundo aun después de la muerte. Además, abraza una cruz en símbolo de fe y esperanza en la resurrección en Jesucristo.