Las cualidades que se proyectan en la ejecución del labrado escultórico por la mano del maestro Benigno son perceptibles a la vista y al tacto; con el espléndido manejo de los relieves y los acabados pulidos o rugosos de la obra en los que buscó imprimir cualidades naturales.

En el memorial para Félix Durón se conforma sobre un pedestal toscano de sobria epigrafía funeraria, con un friso ornamentado por gabletes labrados en bajo relieve.

La cruz es conformada sobre una peana, y al frente aparece un listel decorado con pensamientos con la palabra “Recuerdo”. La peana maneja formas de troncos cortados, y al centro se eleva el staticulum de la cruz de tronco, la cual se alterna con una guía de hiedra que sube hasta el patibulum.