En este memorial Montoya desarrolló una composición estilística clasicista, estructurado en el atavío de la pleurante que porta un himatión clásico de profundos labrados y relieves en el drapeado y los pliegues del ropaje. El tocado es propio de las obras helenas donde se encuentra inspiración en formas similares a Fidias o Praxíteles, logrado con gran maestría en el profuso labrado de filigrana.
La pleurante descansa en el muro, doliente lleva sus manos al pecho como símbolo de dolor junto a un medallón que ostenta las iniciales de Pedro Güereca flanqueadas al fondo por la palma; el regalo divino del martirio.