En este conjunto escultórico de dos elementos, Montoya proyectó una escultura exenta de una niña ataviada con hábito religioso y velo o tocado.

La niña aparece arrodillada llevando sus manos juntas a modo de oración. Se alcanza a apreciar en ella el fino trabajo de filigrana en el trazo del cabello que cae por debajo del tocado. Los drapeados y corte del atuendo nos permite apreciar a los atuendos textiles de la época proyectados en esta obra y el monumento a Dolores.

Parte de este conjunto escultórico es el pedestal toscano frente a la niña, el cual ostenta epigrafía funeraria y una peana que soporta un Cristo de finos acabados pulidos.