Pilar Alanís menciona que este monumento funerario fue realizado para la suegra de Benigno Montoya, la Sra. Luciana Salazar, madre de Virginia de la Cruz.

Este monumento funerario se estructura sobre una letra de tierra donde se conforma un sepulcro de dos gavetas con acabados de cantera y copones laterales.

Al centro se conforma un pedestal rectangular sobre el que se proyecta un obelisco cajeado de doble moldura rectilínea, y al centro un Cristo con la correspondiente epigrafía de los yacentes. En el remate del obelisco aparece una venera, de la cual penden guirnaldas de nardos y pensamientos que caen de forma libre y asimétrica.

Sobre una peana en forma de nube, asciende al cielo un serafín que viste un ropón largo que se pliega en el aire con gran manejo del movimiento del drapeado. El serafín se eleva con las alas extendidas y sus manos juntas en oración, en espera de la recepción al premio eterno.