Atribuida a Benigno Montoya por su delicado trazo y composición neogótica, donde destaca de manera muy similar a su obra los ángeles del remate de la portada semejantes a la obra proyectada en el baldaquino del templo de San Agustín.

La capilla se encuentra asentada en el marco de un perímetro estructurado por herrería foliada. Sobre una planta rectangular se conforma esta capilla de composición ecléctica, con parcialidad estilística neogótica.

Se compone por un zócalo que enmarca la base de la capilla, y al frente este se convierte en pedestales que soportan columnas pareadas de orden compuesto. Estas columnas flanquean al centro dos pilastras que permiten la elevación de un arco conopial ornamentado por dentículos y acantos al centro, mientras las columnas pareadas conforman un entablamento formado por un tímpano decorado por relieves de arcos monolobulados y un arco de flecha.

A los costados del arco de flecha, se proyectan dos esculturas de ángeles sobre columnas helicoidales; ellos portan una trompeta y un libro, elementos propios del libro del Apocalipsis y el segundo porta una rama de laureles como símbolo de victoria.

Otro elemento interesante es la aguja octagonal perimetrada por una balaustrada de arcos monolobulados, de silueta externa en forma de arco apuntado y esbeltos pináculos con arcos de espada rematados por agujas.

La linternilla de la aguja central maneja decoración neogótica en sus ocho dimensiones proyectándose cruces y arcos monolobulados; los casquetes manejan decoración vegetal y el conjunto arquitectónico se remata con una cruz foliada forjada en hierro.