Este monumento funerario es estructurado sobre una base cuadrada a modo de pedestal; los bordes laterales permiten apreciar molduras bajo relieve que procuran detalles simétricos.

Sobre la base se conforman lápidas ornamentadas nuevamente con trazos de lacería en formas imbricadas que despuntan a los cuatro ángulos enmarcando esculturas en relieve de coronas de laurel y pensamientos, así como palomas yacentes.

Cabe mencionar el simbolismo de la paloma, es el espíritu; “El alma misma, por el hecho de su espiritualización, posee alas de paloma en el sentido dado por el Salmo (54,7), poseer alas es pues dejar lo terrenal para acceder a lo celestial”.

De forma vertical a la cabeza de la base se levantan lápidas de mármol enmarcadas en labor de cantera emulando un libro abierto con marcos en relieve de trazos vegetales de nardo y acanto, pensamientos y orlas que cierran al centro con veneras.

Las placas de mármol ostentan gran belleza en los contrastes de la vena del mineral, del cual se aprovechó por el artista para emular resplandor entre nubes, llamado también por Pilar Alanís como “rompimiento de gloria”.