El ángel porta una corona con pensamientos y amapolas; es un discurso que de acuerdo a la iconografía funeraria simboliza el sueño eterno.
Sobre una columna cuadrada de composición dórica se asienta la escultura de un ángel de la guarda que lleva consigo una corona de pensamientos y nardos.
La morfología escultórica exhibe rasgos característicos de la obra Montoya, con elocuente caída y movimiento del ropón del ángel con mangas largas que se pliegan al codo y faldón que permite apreciar los dedos de los pies.