Es por excelencia en el arte funerario la representatividad escultórica de diferentes momentos de la pasión de Cristo; buscando los deudos manifestar en ello su fe en la promesa de la resurrección.
Se trata de un conjunto escultórico que alude a la undécima estación del viacrucis donde se muestra a Jesucristo iluminado por un resplandor exclamando las palabras: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Como se ha mencionado en la tipología tumbal, el pedestal de formas rocosas alude a la pasión y resurrección.
Frente a Jesús crucificado aparece María su madre; realizada a modo de escultura exenta, maneja un elaborado labrado en el drapeado con acabados pulidos y suaves. Es interesante apreciar su semblante donde Alejandro García logró establecer una iconografía que proyecta en el espectador el dolor de María al ver a su hijo crucificado momentos antes de morir.
La obra ha sido atribuida al cantero Alejandro García, según María del Pilar Alanís Quiñones y familiares propietarios.