Esta composición escultórica figurativa nos muestra una morfología idealista clásica del alma; una hermosa mujer de natural tocado que aparece en actitud sedente sobre un montículo de formas rocosas; símbolo de la resurrección.
Aparece ataviada con un quitón griego, la mujer lleva consigo una corona de rosas y a su vez lleva su mano derecha a su mejilla. Con un semblante pasivo y reflexivo se proyecta una composición escultórica que materializa el ideal romántico del alma, ejecutado en los monumentos funerarios durante el periodo romántico en los panteones europeos.