Bendecido por el Sr. José María González y Valencia, gran impulsor de la devoción guadalupana, se dedica este monumento a la memoria de Enrique Carrola Antuna y familiares. Fechado en la lápida frontal el 25 de noviembre de 1941.
Sobre un pedestal de dos cuerpos rectangulares con epigrafía funeraria en el segundo, se proyecta una peana decorada con un botón flanqueado por rosas en medio relieve.
Sobre la peana se levanta una escultura exenta alusiva a la Virgen de Guadalupe; siendo una composición inspirada en la iconografía original del ayate de San Juan Diego, devoción impulsada durante la colonia por fray Juan de Zumárraga.
En la base se encuentra un relieve de un serafín y a sus pies el lema: “Non fecit taliter omni nationi” (No ha hecho cosa igual en ninguna otra nación), dicho por Benedicto XIV a la llamada maravilla americana.
En esta escultura de mármol de Carrara se proyectan los elementos compositivos y ornamentales que podemos encontrar en las representaciones marianas bajo esta advocación, cuidando detalles en el atavío floral del manto así como las estrellas de la capa. Nuestra Señora de Guadalupe aparece coronada, elemento iconográfico que alude propiciado a partir de su coronación en diferentes santuarios en la República.