Pilar Alanís determinó esta composición como ángeles sobre pórticos; esto a partir de la arquitectura del pedestal próstilo que enmarca en sus columnas la lápida vertical de Luz Ortiz de Barraza. En este conjunto se proyecta un entablamento sobrio, propio del orden dórico, ornamentando en el remate de la cornisa con flores de pensamientos entrelazadas entre sí.

El remate de este conjunto arquitectónico exhibe un pedestal cajeado con guirnaldas de laurel y pensamientos. Sobre este, Montoya realizó un ángel que abraza la cruz de la pasión, una cruz de tronco y a su vez lleva en su mano izquierda un ramo de pensamientos y rosas.