Al transcurso del tiempo el Panteón de Oriente se ha ataviado de numerosos monumentos funerarios, desde obras de la familia Montoya, hasta obras proyectadas por artistas italianos. Este gran auge monumental alcanzó su mayor esplendor durante la llamada “Belle Époque” y durante la primera mitad del siglo XX, la preponderancia escultórica en el recinto fue elaborada por alumnos de la escuela Montoya.
En la actualidad este cementerio resguarda un acervo de más de setecientos monumentos funerarios divididos en tipologías artísticas e históricas. Tipologías que parten desde la más sobria lápida hasta la más bella y ornamental capilla, pero en su conjunto se ha convertido en un patrimonio cultural que trasciende en el país, al haber sido conformado como el primer museo de arte funerario en México.